Una de las compañeras que ayer inicio su actividad como voluntaria para clases de alfabetización a reclusos del Centro Penintenciario de Sevilla 1, fue nuestra compañera Rocío Fernandez, quien con una gran sensibilidad, ha tenido la generosidad de compartir con todos su experiencia y abrir sus emociones.
GRACIAS ROCÍO POR TU TESTIMONIO QUE EVIDENCIA LA GRANDEZA DE TU CORAZÓN.
Voluntarios junto a funcionarios de la Carcel |
Hoy unos cuantos voluntarios hemos intentado llevar un poco de esto a los reclusos. Con mucha humildad nos hemos presentado ante caras que no sabemos que esconden pero que nos piden a gritos que le ayudamos.
Quieren saber leer y escribir, no perderse durante un camino por no entender que dice un cartel (anécdota contada por uno de ellos).
Otros con mayor suerte nos reclaman para inglés y francés. Hasta tenemos un joven ganadero que quiere que le llevemos historias de animales a los que él imita para llenar de risas a todos.
Miguel (*) nos confiesa que entró en prisión con 18, cumplió su condena durante nueve años pero sólo uno después ha vuelto a reincidir.
Y está Gabriel (*) él me ha llegado más que ninguno porque quiere estudiar derecho y su interés me produce gran admiración.
Me imagino lo duro que tiene que ser salir de aquí y me alegra acordarme de que existe INCORPORA para ayudar a algunos de ellos a esta reinserción.
No los juzgo porque siento que ya lo están y porque la vida ha sido más amable conmigo que con ellos, sólo pienso en qué hacer a partir de ahora por mejorar sus vidas presas. Espero que este sea el inicio de una gran alianza entre su mundo y el nuestro y que muchos compañeros quieran vivir esta experiencia.
(*) Nombres ficticios.
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