Atendiendo a los asistentes |
Cuando vimos el grupo que se habían desplazado desde Osuna, observamos que en el mismo había dos colectivos. Por una parte, personas mayores que en su mayoría presentaban algún tipo de discapacidad emocional y que estaban acompañados por cuidadoras.
Por otro lado, una asociación de adolescentes con síndrome de Down.
En ambos casos, tuvimos una primera sensación de que no iban a ser capaces de asimilar el espectáculo que les teníamos preparado.
¡Que equivocados estábamos!
En nuestras conversaciones con familiares de este último grupo pudimos sentirnos realmente orgullosos de nuestra labor de voluntariado.
La mirada de una madre, con Jesús y María Rosa de observadores |
Por una cuestión de sensibilidad y no querer adentrarnos en sentimientos ajenos, no quisimos captar fotos de verdaderos momentos y miradas de emoción, donde las lágrimas afloraban en esos rostros que sufren a través de sus hijos, pero que el sábado se convirtieron en lágrimas de alegría y agradecimiento.
Ellas sin duda desconocían en esos momentos, que nosotros eramos los agradecidos por las extraordinarias muestras de valor y coraje ante la adversidad que estábamos recibiendo.
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